Autora: PhD. Isis Angélica Pernas Álvarez MSc. Hipnoterapia Clínica
MSc. Psicología de la Salud
Tomado de Rev Hum Med [online]. vol.17(1) ISSN 1727-812 (Coautora de artículo).
En una publicación de la Revista Americana de Cardiología, la cual amerita ser leída por los interesados en el tema del estrés, debido a los considerables riesgos que trae para los seres humanos -incluidos de muerte- si este no es bien manejado o controlado, que las personas con un alto nivel de estrés tienen un 27% más de riesgo de padecer una enfermedad cardíaca. Esto indica que el estrés es claramente un factor de riesgo más a controlar, al igual que la hipertensión arterial y el colesterol elevado (Briasoulis, Inampudi, Akintoye, Adegbala, Asleh, Álvarez y Bhama, 2028).
En análisis de la valoración histórica de la interpretación causal de la salud y de las enfermedades, Resik (1986) plantea que, si se piensa que la naturaleza del hombre es esencialmente social, no se puede atribuir exclusivamente a lo biológico o a lo natural, la causa de las enfermedades; de modo que existe coincidencia en que son múltiples los factores actuantes en el proceso salud enfermedad. Es decir, el estado de salud y el grado en que aparecen las enfermedades en los seres humanos, varía según un sin número de factores psicosociales protectores y/o de riesgos de la personalidad.
En consonancia con el planteamiento anterior, Núñez de Villavicencio (2008) resume nueve factores psicosociales protectores (salutogénicos) y de riesgo (vulnerables), tales como: los rasgos de personalidad (patrones configuracionales y funcionales de personalidad predisponente a la salud o a la enfermedad), autoestima (adecuada o inadecuada), familia (funcional o disfuncional), creencias de salud (erróneas o acertadas), redes de apoyo social (amparada o desamparada o desesperanza aprendida), estilos de vida (saludable o adecuada o no saludable e inadecuada), calidad de vida (percepción satisfactoria o insatisfactoria), grado de organización social (riqueza y orden o pobreza y desorden) y los estilos de manejo del estrés enfrentamiento de (de defensa o afrontamiento).
El estrés es una condición psicológica y física que altera el estado normal del cuerpo, generan afecciones o cambios notorios en la persona, cuyos efectos inciden en la salud física y mental, en el rendimiento laboral y académico, provocando preocupación y angustia.
Según Grau, Hernández y Vera (2005), si bien es cierto que a Selye se le considera el padre de los estudios del estrés, el mérito de concebir este fenómeno y desarrollar los conocimientos actuales debe ser compartido con muchos autores, desde Hipócrates en la antigüedad, luego el fisiólogo francés Bernard, el médico británico Osler, el fisiólogo estadounidense Cannon y, en los años 40 y 50 comienzan a surgir trabajos de múltiples autores (Grinker y Spiegel en 1945; Lindsley en 1946; Kardiner y Williams, 1947; Postman y Bruner, 1948; Glixman, 1949; Janis, 1951; Selye, Lazarus, Deese y Osler, 1946).
La palabra estrés viene del latín stringere, que significa oprimir, apretar, atar, que en francés dio origen a estrechar, rodear con el cuerpo, con los miembros, apretando con fuerza, acompañado de sentimientos opuestos; ya que es posible estrechar a alguien en su corazón sofocándolo al mismo tiempo; sofocar nos conduce a oprimir, apretar: angustia, ansiedad, sentimiento de miseria que oprime el corazón, el alma y nos lleva a la angustia.
Los tipos de estrés suelen clasificarse como el estrés amoroso y marital, el sexual, el familiar, el estrés por duelo, médico, el ocupacional, académico, militar, por tortura y encarcelamiento; también el estrés laboral, asistencial, profesional, psicosocial, psicofisiológico y estrés de rol.
Deben quedar claros tres conceptos: estrés, distrés y eustrés (Eustress o eutrés). El estrés puede ser clasificado tomando como base la fuente generadora, según la percepción positiva o negativa. Según cada persona la respuesta lo podrá llevar a experimentar un buen estrés (eustrés) o mal estrés (distrés) según Selye. El distrés, es un estado de tensión psíquica (Malestar, disgusto, tristeza). El eustrés, es un estado de tensión psíquica que favorece la activación para realizar actividades en búsqueda de placer (Armonía, gratificación, éxito, entre otras). El eustrés es la respuesta exitosa de adaptación y el distrés es el fracaso que se manifiesta en sentimientos negativos.
Las consecuencias del estrés sostenido -del malo- pueden ser tan nocivas que pueden llevar al ser humano a la enfermedad o la muerte, porque determinados estresores pueden cambiar el patrón de funcionamiento de marcadores inmunológicos como los linfocitos T, las células NK, las inmunoglobulinas, la eritrosedimentación. La afectación va en el orden de las fisiológicas, las emocionales y, las cognitivas.
Para evaluar el estrés existen varias escalas o instrumentos como: 1. Escala Sintomática de Estrés (ESE). 2. Inventario de Personalidad Resistente. 3. Escala de modos de afrontamiento (EMA). 4. Anexo valoración resultados estrategia de confrontación de la escala modos de afrontamiento. 5. Test de vulnerabilidad al estrés. 6. Lista de indicadores de vulnerabilidad al estrés. 7. Inventario para la evaluación del estrés laboral Burnout o Maslach Inventory Burnout (MBI). 8. Cuestionario Breve de Bornout (CBB). 9. Escala General de
Satisfacción. 10. Escala de Estrés Percibido (EEP). 11. Cuestionario –Sucesos de vida-, entre otros. Cuando te autoanalizas que estás bajo estrés sostenido, practica técnicas de manejo o control del estrés.
Sugerencias
- Poner en práctica la propuesta ofrecida por Hernández, para intervenir en la prevención y(o) disminución del desgaste profesional: a) Afrontamiento individual: considerando estrategias cognitivo-conductuales para mitigar sus fuentes, evitar las vivencias asociadas o neutralizar sus efectos negativos, b) Interpersonal: potenciando la formación de habilidades sociales y las estrategias relacionadas con el apoyo social de los equipos de profesionales, y c) Organizacional: eliminando o disminuyendo estresores del entorno institucional.
- Practicar la propuesta El manejo del estrés y el hexágono vital, uno de los libros prácticos que una vez que comienzas a leer no te es fácil dejarlo; reúne las posibilidades que brindan: la buena alimentación, el Hatha Yoga, mentalidad positiva, la meditación, las amistades y el esparcimiento. Destaca que el problema es aprender a regularlo, justamente aplicando estos seis aspectos es por lo que le llama al libro el hexágono vital.
- Practicar la propuesta de la Fundación Universia, que plantean el uso de técnicas de relajación, o pequeños ejercicios. Explica siete técnicas efectivas para su control: relajación muscular progresiva, relajación a través del lenguaje, respira, meditación, mindfulness, visualización curativa y Yoga.
- Otra propuesta interesante con un enfoque neurocientífico es el Programa Neuroeducativo Hervat, que ofrece Ortiz, en los Cursos de Verano en la Universidad de Burgos. Hacer ejercicios de neuroplasticidad con el entrenamiento repetitivo, regulares, sistemáticos y precisos para favorecer la sinapsis u funcionalidad de las neuronas; practicar una buena hidratación y oxigenación cerebral con respiración profunda; ejercicios atractivos de tiempos cortos para garantizar la concentración y la atención activa; hacer un minuto de motilidad ocular y un minuto de discriminación táctil pasiva, entre otros, que se detallan en el material citado.
- Y, la propuesta de Deviggiano que recomienda 1ro: reconocer y aceptar las cosas que no se pueden cambiar. 2do: cambiar la perspectiva con una actitud positiva frente a los desafíos. 3ro: aprender maneras de relajarse, (Respiraciones profundas, meditación, yoga). 4to: conectarse con los seres queridos, que nada se interponga en la vida social, pasar tiempo con familiares y amigos. Y 5to: aprender a decir que no. Ser asertivo. Establecer límites es fundamental para equilibrarse.