Autora: PhD. Isis Angélica Pernas Álvarez MSc. Hipnoterapia Clínica
MSc. Psicología de la Salud
Tomado del libro “Una buena compañía para la familia” (2017, coautora), editorial Ácana.
Las fuerzas curativas de la música son impresionantes. Estimulados por el maravilloso compás podemos ofrecer desde las más tiernas caricias hasta los más fuertes golpes, pues posee el don de hechizarnos desde nuestros orígenes en el vientre materno hasta el fin de nuestros días. Sus poderes curativos se remontan a la antigüedad. Ha sido una de las artes que siempre acompañan al hombre (de una manera u otra) en su paso por la vida. Puede encontrarse como raíz común en cualquier tiempo y lugar, desde lo clásico hasta lo más folclórico y tradicional pueden hacernos vibrar. La música se convierte en una fuerza energética, movilizadora de sensaciones, afectos, emociones y sentimientos.
Lo mismo puedes cantar, tararear, que silbar, lo importante es que ahuyentes a los pensamientos o ideas rumiantes, pues estas aparecen cuando hay un problema, un conflicto, una frustración, una preocupación específica no resuelta; se le conoce también como pensamiento en bucle, recurrente, circular, que da vueltas y vueltas en la cabeza pues son negativos, intrusos, perturbadores, donde muchas veces pierdes el control de ¿Cómo lo puedo parar?, incluso cuando vas conduciendo donde pones en juego tu vida y la de otras personas.
Cuentan que Pitágoras y sus seguidores solían liberarse de las preocupaciones cotidianas entonando melodías que les hacían entrar en un sopor suave y sosegado; conocían que la estructura compleja del alma y del cuerpo estaba unida por la armonía musical. En la antigua China era considerada como la imagen del orden del universo. El Yuehchi, fuente original de las prácticas musicales chinas, afirmaba que la música es la armonía del cielo, Yan y la tierra, Yin. Del matrimonio de estos dos aspectos se han creado todas las cosas.
Desde la década del 40 del siglo xx se introduce el término de musicoterapia, es decir, explotar las posibilidades que esta brinda en el tratamiento de las enfermedades para que ejerzan su influencia beneficiadora y curativa de la psiquis y el cuerpo. Ella es expresión y provocación permanente, tanto de miedo como de amor, erotismo, respeto, misterio, solemnidad, pasión, risa, llanto, ira, éxtasis o encanto, en fin, lo encierra todo.
Cuando se está alegre y divertido al disfrutar del placer de una melodía, el sistema
inmunológico lo agradece mucho, se desprenden cargas positivas, la energía que irradia el cuerpo está a favor de ayudar en la sanación de cualquier herida, trauma o enfermedad física o emocional.
Se ha demostrado que este arte ejerce efectos en la fisiología de nuestro organismo como: ritmo respiratorio, circulación sanguínea, buen metabolismo, energía muscular, sistema endocrino, sistema reproductivo y sexual, sistema nervioso, entre otros, que con la unidad mente-cuerpo logra los efectos deseados.
Sugerencias
- Escucha música diaria y conscientemente. Trata de aprenderte las letras de algunas canciones.
- Cada vez que puedas canta, aunque sea en la ducha.
- Si no quieres cantar solo acompáñate de otra persona, grupo o coro.
- Entrégate a disfrutar activamente en una fiesta, bailando, cantando, tarareando o moviéndote al compás de su ritmo sin importarte cuán bien o mal lo puedan valorar los demás; es tu estilo y eso es suficiente.
- Anímate a tocar un instrumento por sencillo que sea, aunque sean las claves o maracas.
- Oye música instrumental para inducir estados de relajación, meditación y paz interior.
- Realiza las actividades cotidianas tales como barrer, limpiar, fregar, lavar, planchar, cocinar, entre otras, al son de una melodía.
- Si estás deprimido evita la música que te recuerde el móvil de tu depresión, escucha ritmos más vivos, alegres, intensos y canta al compás de estos.
- Si estás muy excitado escucha ritmos suaves y relajantes.
- Aprende a distinguir en una pieza musical las partes del todo, desde la letra, el ritmo, los instrumentos de viento, los de percusión, los de cuerda, en fin, todo lo que te llegue y toma conciencia del estado de ánimo que esta te despierta.
- Aprende a discernir qué tipo de música es la que debes escuchar para cada momento. Procura que siempre te trasmita efectos positivos, según tus únicos e irrepetibles rasgos de personalidad.
- Por muy ocupado que estés, busca siempre el tiempo para copiar o para que alguien te copie la canción del momento que más te guste y la cantes junto a una grabación.